El Adviento nos recuerda que la espera activa nos prepara para un encuentro profundo con el Dios de la vida en su llegada desde lo pequeño para darle sentido a la Navidad. Este tiempo es un llamado a la conversión personal y comunitaria, una invitación a mirar el mundo con honestidad y compasión, reconociendo tanto sus heridas como los signos de esperanza. En la Amazonía, ese clamor por justicia, paz y vida nos interpela de manera única. Allí, en esta tierra herida y resiliente, Dios se encarna hoy, al igual que hace más de dos mil años, en lo pequeño y lo frágil, ofreciendo un mensaje de vida y esperanza desde las periferias.
La Navidad, en una contemplación desde la Amazonía, nos desafía a reconocer la pequeñez en la que Dios decide hacerse presente. Esta encarnación, como expresó el Papa Francisco en Querida Amazonía, se encuentra profundamente arraigada en los sueños social, cultural, ecológico y eclesial de los pueblos de esta región, y como una luz para toda la humanidad. Jesús sigue naciendo hoy en las comunidades amazónicas, y en toda periferia, que enfrentan la amenaza de la destrucción ambiental, el despojo cultural y la indiferencia global. Estos pueblos, custodios de la biodiversidad y portadores de sabiduría milenaria, son testimonio vivo de que es posible vivir en armonía con la creación, resistiendo a las fuerzas que buscan destruirla.
En este territorio, marcado por la desigualdad y el abandono, la misión de la Iglesia resuena como una opción preferencial por los más pequeños. Como bien nos recuerda la experiencia del Sínodo Amazónico, la Amazonía no es solo un espacio geográfico, sino un verdadero lugar teológico donde la interconexión entre justicia social y justicia ambiental se hace evidente. Las iniciativas eclesiales como la Conferencia Eclesial de la Amazonía, el Programa Universitario Amazónico, la Red Eclesial Panamazónica, la Red de Educación Intercultural Bilingüe, y otras, reflejan este compromiso, trabajando junto a las comunidades para defender la vida, y fortalecer las identidades culturales desde una fe liberadora.
Dios con nosotros: Camino de esperanza
La llegada de Jesús en la Navidad no puede celebrarse sin mirar a los ojos de quienes son sus principales destinatarios: los pobres, los marginados, aquellos que son invisibilizados por los sistemas de poder. En la Amazonía se evidencia la desigualdad, el irrespeto a los derechos humanos y la explotación desenfrenada de los recursos naturales. Sin embargo, como en el misterio de la encarnación, la muerte nunca tiene ni tendrá la última palabra. En medio del dolor, brotan signos de esperanza: mujeres liderando procesos de afirmación de las identidades culturales, comunidades defendiendo la vida, jóvenes soñando con un futuro digno.
Jesús nace nuevamente en la Amazonía, abrazando la realidad de quienes luchan por su dignidad en este territorio. Su proyecto de Reino encuentra eco en los márgenes, donde la fuerza transformadora de la vida se abre paso frente a la lógica de la muerte. La Navidad es, por tanto, una invitación a comprometernos con este clamor de vida, a caminar junto a los pueblos amazónicos en su búsqueda de justicia y fraternidad.
Un llamado a la acción solidaria
El Adviento y la Navidad no son solo tiempos litúrgicos, sino oportunidades para renovar nuestro compromiso con la defensa de la vida. En este marco, el Programa Universitario Amazónico (PUAM) se inserta en este territorio con una propuesta de educación intercultural transformadora, buscando ser puente entre las sabidurías ancestrales y los saberes académicos. Este esfuerzo, junto a tantas otras iniciativas, es un testimonio del Dios con nosotros que camina junto a los pueblos de la Amazonía.
Te invitamos a vivir esta Navidad como un tiempo de esperanza activa. A través de nuestra campaña “Juntos por la Amazonía, juntos por el futuro”, puedes ser parte de este compromiso con la vida y la educación en este territorio sagrado y amenazado. Cada gesto de apoyo hace la diferencia, fortaleciendo el camino hacia un futuro donde la justicia y la reconciliación sean posibles.
En esta Navidad, que los sueños de justicia y fraternidad que brotan desde la Amazonía sean luz que ilumine nuestro caminar y el de todo el mundo. Que, en esta tierra, verdadero pesebre de Dios hoy, descubramos el rostro del Cristo vivo que nos llama a la conversión y al compromiso con los más pequeños
Guía de celebración de Navidad