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Hablar de Derechos Humanos en la Amazonía, es hablar de luchas históricas, de problemas estructurales en las políticas de los estados, de brechas para acceder a servicios básicos, de la  invisibilización de pueblos originarios y del no reconociendo a pueblos aislados voluntariamente, una realidad llena de retos y desafíos, pero donde el movimiento indígena se ha venido fortaleciendo, donde los lideres ya no luchan solos.

La Amazonía y sus pueblos vienen enfrentando retos en la defensa de sus territorios, la presión que existe sobre sus recursos y tierras representan el mayor problema que deben enfrentar, a consecuencia del comportamiento de los gobiernos que históricamente ha ido suprimiendo y desconociendo derechos de los pueblos amazónicos, no solo hablamos de violaciones sistemáticas si no del no reconocimiento de los derechos colectivos e históricos que los amparan.

En el artículo 3 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas se afirma que: “los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”. Esta afirmación en un ideal debería responder a los anhelos de los pueblos originarios de poder determinar su propio destino por medio de procesos participativos que garanticen la no violación de sus derechos en los procesos de toma de decisiones. 

Los gobiernos deberían de impulsar políticas y programas de desarrollo que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos individuales y colectivos, fortaleciendo la gobernabilidad indígena de manera democrática.

Se pueden identificar graves violaciones en la situación de los derechos humanos de estos pueblos a pesar de contar con instrumentos como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Esto no ha significado en la práctica un reconocimiento real en los derechos individuales y colectivos. 

Por ello la importancia de iniciar procesos de defensa y desarrollo para y con los pueblos indígenas, los autogobiernos podrían ser un mecanismo de respuesta efectiva frente a las constantes vulneraciones de sus derechos y una alternativa para enfrentar a las economías informales e ilegales que vienen creciendo cada día más.

Existen muchas iniciativas desde el movimiento indígena, la Iglesia, organizaciones diversas, que tienen presencia y acompañan estos procesos de defensa y lucha, donde el principal objetivo es la protección y respeto de los derechos colectivos y fundamentales, la protección de los defensores indígenas del territorio, el reconocimiento de los pueblos en aislamiento, y la promoción de su propio mecanismo de gobierno indígena.

Desde la Iglesia y tomando el pedido de los pueblos para acompañarlos en sus luchas, por medio de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y el Programa Universitario Amazónico (PUAM), junto con muchas otras instancias, se promueve la formación y fortalecimiento de los lideres indígenas, brindándoles herramientas para defensa de sus territorios y la vida misma, respetando sus procesos como pueblos, su conocimiento y autogobierno, generando espacios seguros de defensa, donde son quienes dan voz a sus pueblos.

De nuestro lado solo nos queda el compromiso de acompañarlos en este camino, de reconocer la importancia del buen vivir de los pueblos originarios y tradicionales, y que gracias a su presencia y saberes logran el equilibrio en la Amazonía, de reconocer esta lucha histórica de los pueblos indígenas, por sus derechos, territorio; una lucha por la vida.

Por Carol Jeri, abogada miembro del equipo de Cáritas Madre de Dios, Perú.

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