A cuatro años de la publicación de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, Querida Amazonía – QA (2 de febrero de 2020), y después de que mucha agua ha pasado por el río mediante diversas posiciones y reacciones desde los múltiples ámbitos eclesiales y civiles sobre este documento, hoy podemos constatar con certeza que lo más importante de esta Exhortación son las vidas mismas de los pueblos que ahí están plasmadas, y nuestra promesa hecha como Iglesia de respetar y honrar sus voces en busca de una genuina conversión.
Aunque los pasos sean lentos, complejos, y a veces insuficientes, y a pesar de los grandes desafíos que hemos vivido en estos cuatro años, Querida Amazonía sigue vigente igual que entonces, y es una carta de amor escrita para y con el pueblo de Dios que peregrina en este territorio hermoso y amenazado. Es una carta que emana de la gratitud del Papa Francisco, y con él la de toda la Iglesia, por la fuerza con que el Espíritu irrumpió desde este lugar teológico para iluminar y despertar el corazón del mundo y el de toda la Iglesia.
Hemos sido testigos de las semillas plantadas en ese proceso Sinodal que llegó a un punto parteaguas con la presentación de Querida Amazonía hace cuatro años. Algunas semillas siguen en proceso de germinación, otras no han dado fruto, pero muchas han crecido y están floreciendo, y continuarán dando vida para generaciones por venir. En esta carta se plasman los cuatro sueños impostergables del Papa Francisco y de toda la Iglesia, y en estos sueños social, cultural, ecológico y eclesial, está el reavivamiento de las invitaciones más profundas del Concilio Vaticano II, para convertir a QA en un instrumento propicio para la conversión integral de la Iglesia.
Desde su publicación, a pesar de la crisis más grande de la presente generación por la Pandemia de la covid-19 y los enormes desafíos posteriores, Dios sigue manifestándose en medio del misterio sagrado de este territorio, en el testimonio de una Iglesia santa y pecadora encarnada ahí, y en la vida de sus pueblos, sin importar los miedos al cambio que esto pueda producir en unos, o el deseo de otros de imponer una mirada ideológica para hacerlo a su imagen y semejanza.
En la preparación del Sínodo Amazónico el Papa dijo: “pongan atención a lo más importante, la periferia es el centro”. Esta frase refleja un elemento evangélico fundamental para comprender estos cuatro años de Querida Amazonía. En este territorio, lo que era descartable o secundario, se torna en piedra angular para crear nuevas posibilidades para la iglesia y para sanar un mundo roto. Esta clave, donde lo marginal es fuente de vida, es propia del camino de Jesús. Las voces del territorio amazónico, y su participación directa, están cambiando el modelo pastoral de la Iglesia en la Amazonía para tornarse en, quizás, irreversible, y como fuente de vida para la iglesia y para el mundo.
Cuatro años después de la publicación de QA, constatamos que la escucha al territorio, y la efectiva incorporación de esas voces en la definición de los itinerarios eclesiales, ha producido el fortalecimiento de los actores eclesiales en el territorio para que sean cada vez más sujetos de su propia historia. Hoy, no se puede hablar de Sinodalidad sin una intensa y efectiva participación del santo pueblo fiel de Dios, y ello es también fuente de vida e inspiración para el Sínodo de la Sinodalidad: comunión, participación y misión, que está ahora en proceso.
La inédita, y ya erigida canónicamente por el Santo Padre Francisco Ad-Experimentum, Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) es fruto resultante de Querida Amazonía, expresando un camino de la Iglesia peregrina y discípula misionera en la región, y como resultado del Sínodo Amazónico. La CEAMA, articula a las instancias regionales de la Iglesia como el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), la Cáritas América Latina y el Caribe, y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), con participación de la diversidad eclesial y representación de los pueblos, para ser un medio por el cual muchas de las más importantes propuestas del Sínodo se están conduciendo y desarrollando de modo orgánico sinodal. Otra esperanzada novedad, en construcción, es el Programa Universitario Amazónico (PUAM), el cual encarna de modo concreto lo que propone el Pacto Educativo Global que el Papa Francisco ha presentado como agenda de reforma socio-político-pastoral mediante el itinerario formativo, y donde el PUAM emprende la búsqueda de nuevos paradigmas de educación superior para los márgenes haciendo a los pueblos los primeros y los más importantes sujetos de su transformación a la luz del mandato de Querida Amazonía.
Los vientos del Espíritu de Dios que vienen desde la presencia de Cristo en los pueblos y desde la Iglesia de la Amazonía nos siguen inspirando y confrontando “por desborde”, y son una buena noticia que sigue viva en este cuarto Aniversario de Querida Amazonía para el bien de toda la Iglesia Universal.
Imagen vía elcatolicismo.com.co.
Muchas gracias por compartir esta bella reflexión. Nos calienta el corazón y nos alienta para seguir apostando por una Amazonía desde los hermanos del lugar, que sigamos caminando juntos en una escucha activa y en un diálogo interctural por donde el Espíritu nos lleve. Muchas bendiciones a todos los conectados y aliados.🙏🙏🙏
El espíritu siempres es dinámico y sigue animando a cuidar y proteger la querida Amazonia
El amor… el respeto y el reconocimiento de la amazonia y su gente es acción del Espíritu del Dios de la creación que nos compromete cada día, gracias a este Dios y a las personas comprometidas con la causa.