Con un 60 por ciento de votos a favor, la consulta popular que promovió que el crudo de las áreas del Yasuní: Ishpingo, Tambococha y Tiputini –ITT o bloque 43– se mantenga indefinidamente en el subsuelo resultó victoriosa, y se convierte en una referencia para la conservación y defensa de la Amazonía, tanto a nivel regional como a nivel global.
Después del fracaso que representó la iniciativa Yasuní ITT (nacida en diciembre de 2007) durante la gestión de Rafael Correa (Ecuador), allá en 2013, el colectivo ciudadano YAsunidos iniciaría para aquel entonces una campaña para que la población ecuatoriana tome la decisión sobre el futuro de uno de los lugares más biodiversos de la región y del mundo: el Yasuní.
Las presiones económicas del país y la falta de apoyo internacional fueron los factores que, –según alegaba– el aquel entonces presidente de Ecuador Rafael Correa, le llevaron a cancelar la iniciativa ITT. Una decisión que llevó a varios colectivos ciudadanos a buscar mecanismos electorales vinculantes a la definición de política pública para la protección de ese territorio y que posteriormente sufrieron bloqueos y persecución por parte del gobierno de aquel entonces. Diez años después, la Corte Constitucional de Ecuador emitió un dictamen con el que el Consejo Nacional Electoral convocó al referéndum con el que la ciudadanía decidió el futuro del bloque 43 del Yasuní.
La iniciativa convocó a varios sectores de la sociedad civil, en los que se destaca la presencia de la Iglesia, que durante años ha acompañado a comunidades indígenas amazónicas en la defensa y exigibilidad de sus derechos.
El Vicario Apostólico de Aguarico (provincia de Orellana) y presidente de REPAM Ecuador, Monseñor Adalberto Jiménez, ha sido uno de los activos partidarios de la conservación del territorio amazónico, siguiendo el mandato de la Iglesia expresado de manera contundente en la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco (2015) y que se ha convertido en una guía para toda la Iglesia Católica en materia socioambiental. El obispo destaca que “esta victoria supone también un apoyo a la vida, la vida de los pueblos en la Amazonía y de todo el planeta, porque la destrucción de este ecosistema (del Parque Nacional Yasuní) iba a crear una devastación para todo el planeta, para el Ecuador, para la misma Amazonía. (Ecuador) le ha dicho sí a la vida de los pueblos”.
La campaña por el Sí al Yasuní se produce en un contexto en el que Ecuador atraviesa una crisis social, económica y de seguridad sin precedentes en la historia reciente del país. Momento que ha sido aprovechado por los promotores de la explotación petrolera para afirmar que, al país, la decisión de dejar de explotar petróleo en el ITT, le costaría un estimado de USD 16.470 millones (datos de Petroecuador). Cifra que ha sido criticada y desmentida por algunos de los colectivos que promovieron la consulta. La vocera del colectivo YAsunidos, Antonella Calle, en entrevista con Fabricio Vela, en Radio Sonorama, afirmó que la pérdida sería del 0,5 por ciento del presupuesto general del estado, cifra que, según Calle, puede ser recuperada y superada eliminando exoneraciones de impuestos a grandes fortunas y con políticas tributarias justas.
El director del Programa Universitario Amazónico (PUAM), Mauricio López, destaca que estos “ejercicios democráticos ponen instrumentos institucionales al servicio de la defensa de la Casa Común” Para él, lo acontecido en Ecuador es un mensaje convincente y consistente con lo que la sociedad civil, la Iglesia y, sobre todo, las comunidades en resistencia han venido haciendo por décadas en defensa del territorio amazónico.
Y es que esta victoria coloca en evidencia la importancia de tornar en propuestas concretas las expresiones de resistencia. López recuerda que “no podemos perder de vista que (el ITT) es una protección asociada a una porción pequeña de ese vasto territorio”. Añade que “en ese mismo territorio, en otras áreas ya se está dando desde hace mucho tiempo la extracción petrolera y es importante seguir insistiendo y avanzando en este cuidado e integral del territorio, con una atención especial a los pueblos originarios, y, entre ellos, a los PIACI Pueblos Indígenas en Aislamiento o en Contacto Inicial que en este territorio tienen sus corredores vitales. Los PIACI son mencionados también en los documentos del Sínodo Amazónico como sujetos que requieren una protección y atención especial”.
Integralidad en medio de la desigualdad
Las evidentes expresiones de inequidad que atraviesa Ecuador, y que se agravaron con la pandemia y la creciente ola de violencia, hacen pensar en la posibilidad de que Ecuador se convierta en un Estado fallido. Escenarios como estos, históricamente, han servido de justificativo para la creación de políticas con modelos violentamente extractivistas, especialmente en países en vías de desarrollo, ricos en recursos naturales y materias primas que los mercados mundiales buscan, muchas veces incluso de manera ilegal. Para López es precisamente en estos países en donde “las políticas públicas deben promover la inserción y el desarrollo de mercados alternativos”.
Karl Polanyi, en su crítica al liberalismo económico: La Gran Transformación, habla de cómo el mercado no es el problema en sí mismo y de cómo éste ha existido en todas las sociedades humanas desde que se tiene registro. Sin embargo, el mercado se convierte en un problema cuando se vuelve el centro de las interacciones humanas y reprime todas las otras formas de reciprocidad. “Es por ello por lo que la reciprocidad, redistribución y solidaridad son importantes para crear mecanismos de mercado que ayuden a poner por encima la noción del cuidado de la Casa Común y estas expresiones de redistribución, de solidaridad y de, digamos, de equidad también donde no hay dos crisis separadas, una social y otra ambiental, sino una sola crisis socioambiental como expresa el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si´”, afirma el director del PUAM.
Estos conceptos se vuelven especialmente relevantes en un contexto en el que las industrias mineras y madereras aún representan un serio riesgo ambiental y social para la Panamazonía y para muchos otros biomas alrededor del mundo.
Aún queda mucho por hacer
Monseñor Jiménez hace un llamado a velar. “(No debemos) quedarnos solo en el triunfo, en la celebración, sino en conseguir que desaparezca la contaminación que nos trae la mala extracción petrolera, de la contaminación que nos trae la minería ilegal”.
El obispo menciona que pese al triunfo del Sí en la consulta “la contaminación sigue estando presente en nuestro territorio amazónico”. Y es frente a esa realidad que el prelado afirma que “la Iglesia seguirá velando (por la Amazonía), junto al Papa Francisco”. Recuerda también la importancia de asumir “los Cuatro Sueños (Exhortación Postsinodal Querida Amazonía), y que estos se conviertan en una realidad, porque la Creación es obra de Dios y por lo tanto debe ser cuidada, labrada pero no depredada”.
Con los resultados del referéndum Ecuador es el primer país del mundo en poner un alto a actividades petroleras, en territorios biodiversos y sensibles, a través de mecanismos de democracia directa. Además, la consulta popular para dejar en el subsuelo el crudo en el bloque 43 (ITT) del Yasuní no fue la única ganadora de la jornada electoral del 20 de agosto en Ecuador, ya que, en las cuatro preguntas relacionadas a la conservación del Chocó Andino, un bioma ubicado al noroccidente de la capital ecuatoriana, Quito, el Sí (a la conservación) se impuso con un casi 70 por ciento.
Sin duda, pasos importantes y esperanzadores en medio de problemas socioambientales que se han agravado en los últimos años y de los que el Papa Francisco tratará en la segunda parte de la Encíclica Laudato Si’.
Imagen de portada vía pinterest.com.